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Jeff Bezos : la verdadera historia

    » Mi madre, Jackie, me tuvo cuando era una estudiante secundaria de 17 años en Albuquerque, Nuevo México. Determinada a continuar con su educación, se inscribió en un colegio nocturno y tomó clases con profesores que le permitían llevar a un niño. Ella asistía con dos bolsos: uno lleno de libros de texto y otro de pañales, biberones y cualquier cosa que me mantuviera entretenido y callado por algunos minutos.

    » El nombre de mi padre es Miguel. Me adoptó cuando tenía cuatro años. Él tenía 16 cuando llegó a los Estados Unidos desde Cuba como parte de la Operación Peter Pan, poco después de que Castro tomara el poder. Mi padre estaba solo cuando llegó a los Estados Unidos.

    »Uno recibe distintos regalos en la vida, y uno de los mejores que me han tocado son mi madre y mi padre. Han sido unos modelos por seguir increíbles para mí y mis hermanos durante todas nuestras vidas.

    » El concepto de Amazon se me ocurrió en 1994. La idea de construir una librería online con millones de títulos –algo que simplemente no podría existir en el mundo físico– me resultaba emocionante. En ese momento, estaba trabajando en un fondo de inversión en la ciudad de Nueva York. Cuando le dije a mi jefe que dejaba mi trabajo, me llevó a dar un largo paseo en Central Park. Luego de escucharme durante mucho tiempo, finalmente me dijo: “¿Sabes qué, Jeff? Creo que es una buena idea. Pero creo que sería una mejor idea para alguien que no tuviera un buen trabajo”. Me convenció de que me tomara dos días para pensar antes de comunicarle mi decisión final. Fue una decisión que tomé con mi corazón y no mi cabeza. Cuando tenga 80 años y reflexione sobre mi vida, quiero haber minimizado la cantidad de cosas de las que me arrepienta. Y la mayoría de ellas son actos de omisión, las cosas que no intentamos, los caminos que no transitamos. Esas son las cosas que nos persiguen. Y decidí que si al menos no hacía mi mejor intento, me iba a arrepentir de no participar en esta cosa llamada internet que, creía, iba a ser grande.

    » El éxito de Amazon estuvo lejos de estar preordenado. Invertir en Amazon en sus etapas iniciales era una propuesta extremadamente arriesgada. Desde el momento de su fundación hasta el fin de 2001, nuestro negocio tuvo pérdidas acumuladas por casi USD 3.000 millones, y no tuvimos un trimestre con beneficios hasta el último de ese año. Analistas inteligentes predijeron que Barnes & Noble nos pasaría por encima, y nos calificaron como ‘Amazon.toast”. En 1999, habiendo estado activos por cinco años, Barron’s publicó un artículo acerca de nuestro inminente colapso con el título ‘Amazon.bomb’. Mi carta anual a los tenedores de acciones del año 2000 comenzó con una palabra: ‘Ouch‘. En la cima de la burbuja de internet el precio de nuestra acción tocó un pico de USD 116, y luego de que explotara, bajó a USD 6. Expertos y analistas pensaron que dejaríamos de existir. Requirió de muchas personas inteligentes y con la voluntad de tomar un riesgo conmigo y de mantenernos firmes en nuestras convicciones, para que Amazon sobreviviera y finalmente triunfara.

    » Y no solo fue en los años iniciales. Además de nuestra buena suerte y excelentes personas, hemos triunfado como compañía solo porque hemos continuado tomando grandes riesgos. Para inventar, uno tiene que experimentar, y si sabes de antemano que va a funcionar, entonces no es un experimento. Los grandes retornos se producen al apostar en contra de la sabiduría convencional, pero la sabiduría convencional usualmente está en lo correcto.

    El fracaso inevitablemente trae invenciones y la toma de riesgos. Por eso tratamos de hacer que Amazon sea el mejor lugar de mundo para fracasar.

    Fuente: https://www.infobae.com